El humor no es solo una herramienta para entretener, ni un simple alivio ante la monotonía de la vida. Es, en su expresión más elevada, una forma de inteligencia moral. Lejos de los chistes fáciles o los estereotipos sin reflexión, el humor que cuestiona, que incomoda y que revela el sinsentido del mundo, se erige como un vehículo ético para comprender nuestras contradicciones.
Una risa que incomoda
No todo humor es igual. Existe el humor evasivo, el que trivializa el sufrimiento o disfraza la crueldad con una carcajada. Pero también hay un humor que penetra con precisión quirúrgica en las zonas más grises de nuestra cultura. Ese humor no busca simplemente divertir, sino también desestabilizar lo que se da por sentado. Como escribió Milan Kundera:
“La broma es la máscara de la seriedad. El humor verdadero nace del dolor.”
— Milan Kundera.
Cuando se utiliza con profundidad, el humor no es cinismo. Es crítica. No es evasión. Es revelación. Es la forma en que los pueblos oprimidos, los espíritus lúcidos y los marginados encuentran una grieta por la cual filtrarse en un sistema hostil.
El humor como disidencia filosófica
En el pensamiento clásico, la risa era considerada una herramienta ambivalente. Platón la veía con recelo, pero Aristóteles reconocía su potencia como mecanismo social. Sin embargo, fue en la modernidad cuando el humor empezó a ganar relevancia filosófica como acto subversivo. Para filósofos como Henri Bergson, el humor no es solo un accidente lingüístico, sino un modo de pensar lo humano desde la libertad.
No es casual que regímenes autoritarios hayan reprimido siempre el humor. El totalitarismo no tolera la risa porque esta revela, desnuda, escapa. La risa auténtica nace de la conciencia crítica. Y donde hay crítica, hay libertad.
Censura, sensibilidad y corrección política
En tiempos recientes, sin embargo, el humor ha sido objeto de una vigilancia social cada vez más rigurosa. Se le exige pureza moral, corrección terminológica y sensibilidad absoluta. Si bien esta exigencia parte de una intención ética —evitar la humillación, proteger a los vulnerables— también puede conducir a un empobrecimiento de la ironía inteligente.
El problema no es cuidar el lenguaje, sino eliminar cualquier posibilidad de incomodidad. Pero pensar duele. Y el humor filosófico, como toda forma de pensamiento genuino, no siempre resulta cómodo.
Humor y poder: una risa que desarma
El verdadero humor no se ejerce desde arriba. Es más bien el acto de tomar el poder por sorpresa, de exponer lo grotesco que se oculta tras las solemnidades. Como bien lo expresa Umberto Eco:
“La ironía es el arma de los débiles, pero también la herramienta de los sabios.”
— Umberto Eco.
Este tipo de humor no ridiculiza a las víctimas, sino a sus verdugos. No se ríe del dolor, sino del cinismo con que se disfraza la injusticia. Es el humor que hace pensar, que remueve el juicio, que nos saca de las trincheras ideológicas para invitarnos a reírnos —incluso— de nosotros mismos.
Ética y risa: una alianza posible
Reivindicar el humor como una forma de inteligencia moral no significa defender todo tipo de chiste. Significa elegir bien de qué y desde dónde se ríe. No todo lo que hace reír es ético, pero hay risas que liberan, que sanan, que piensan. Y en ese sentido, el humor se convierte en una forma de amar la verdad sin solemnidad.
No hay pensamiento libre sin capacidad de reírse del poder. Pero tampoco hay comunidad sana sin la capacidad de reírse con el otro, no del otro.
Conclusión: Reír para vivir más lúcidos
Cuando reímos desde el pensamiento, no solo vivimos más livianos: vivimos más despiertos. La risa que nace de la conciencia, la ironía que apunta al corazón del absurdo, la sátira que desenmascara la hipocresía, son formas de higiene moral en un mundo saturado de discursos solemnes y verdades autoritarias.
No deberíamos tener miedo de reír con inteligencia. Porque una sociedad que censura la risa crítica, tarde o temprano termina censurando también el pensamiento.
Referencias
- Eco, U. (1997). Cinco escritos morales. Lumen.
- Kundera, M. (2000). El libro de la risa y el olvido. Tusquets.
- Bergson, H. (2008). La risa. Ensayo sobre la significación de lo cómico. Losada.
- Savater, F. (2005). Ética para Amador. Ariel.