¿Cuántas veces hemos sido testigos de una conversación que degenera en conflicto no por lo que se dijo, sino por lo que el interlocutor creyó escuchar? Este fenómeno, tan común como insidioso, refleja un problema ético profundo en la comunicación cotidiana: la tendencia a proyectar sobre el otro nuestras creencias, emociones y prejuicios, atribuyéndole intenciones o afirmaciones que jamás expresó.

El diálogo auténtico exige más que palabras; requiere una disposición ética a escuchar con apertura y respeto. Sin embargo, en la era de la inmediatez, del juicio rápido y de la polarización, esta virtud parece cada vez más escasa. Este texto invita a reflexionar sobre las raíces de la tergiversación en la conversación y a explorar claves prácticas para cultivar una escucha más ética y responsable.


Una distorsión tan antigua como el lenguaje

La proyección en la comunicación es un fenómeno estudiado desde la antigüedad. Los estoicos ya advertían que no son las cosas las que nos perturban, sino las interpretaciones que hacemos de ellas. Epicteto lo expresó con claridad:

“No nos afecta lo que sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que sucede.”
— Epicteto

En el diálogo interpersonal, esta tendencia se traduce en la atribución de significados no dichos. El oyente, consciente o inconscientemente, filtra el mensaje del otro a través de sus propias emociones, experiencias y prejuicios. De este modo, el discurso original se deforma, dando lugar a malentendidos, juicios injustos e incluso rupturas relacionales.


El impacto ético de escuchar con prejuicio

La tergiversación no es un simple error cognitivo; encierra un dilema ético. Al atribuir al otro palabras o intenciones que no ha expresado, le despojamos de su derecho a definir su propio discurso y sentido. Este acto, muchas veces impulsivo, vulnera principios fundamentales del respeto interpersonal:

  • Violación de la autonomía: Se niega al interlocutor el control sobre su mensaje.
  • Erosión de la confianza: Se genera un clima de sospecha y defensividad.
  • Promoción del conflicto: Se activan dinámicas de confrontación basadas en interpretaciones falsas.

Como señala Paul Grice en su teoría de la cooperación conversacional, la comunicación ética requiere un compromiso mutuo con la máxima de la sinceridad y la relevancia (Grice, 1975). Al proyectar significados no dichos, traicionamos ese compromiso.


Las raíces psicológicas de la tergiversación

¿Por qué caemos con tanta facilidad en esta trampa? Algunas raíces psicológicas comunes son:

  • Sesgos de confirmación: Tendemos a interpretar lo que oímos de forma que confirme nuestras creencias preexistentes.
  • Proyecciones emocionales: Atribuimos al otro emociones o intenciones que en realidad nos pertenecen.
  • Defensas narcisistas: Percibimos ataques donde no los hay, como mecanismo de autoprotección.
  • Déficits en habilidades de escucha: Nos centramos en responder en lugar de comprender.

Estos patrones, si no son reconocidos y corregidos, erosionan la posibilidad misma de un diálogo auténtico.


Claves para una escucha ética y responsable

¿Cómo podemos contrarrestar esta tendencia y fomentar una comunicación más ética? Algunas prácticas concretas son:

  • Escuchar para comprender, no para responder: Suspender el juicio y centrarse en captar el significado real del mensaje.
  • Validar antes de interpretar: Parafrasear lo que se ha entendido y pedir confirmación antes de atribuir intenciones.
  • Practicar la autoobservación: Estar atentos a nuestras emociones y prejuicios para no proyectarlos sobre el discurso ajeno.
  • Fomentar la humildad conversacional: Reconocer que nuestra comprensión del otro siempre es parcial y perfectible.
  • Cultivar el principio de caridad: Interpretar las palabras del otro en su mejor sentido razonable, no en el peor.

Como escribe Martha Nussbaum:

“El respeto en el diálogo exige reconocer la falibilidad de nuestras propias interpretaciones.”
— Martha Nussbaum (2006)


Conclusión

Escuchar éticamente es un acto de profundo respeto y humildad. Implica reconocer que el otro es un ser autónomo, cuyos pensamientos y emociones no pueden ser apropiados ni distorsionados por nuestros filtros subjetivos.

“El auténtico diálogo comienza cuando dejamos de escuchar nuestras voces interiores y nos abrimos realmente a la del otro.”
— DesdeLaSombra

En tiempos de comunicación acelerada y polarizada, cultivar esta actitud es más urgente que nunca. Al hacerlo, no solo enriquecemos nuestras relaciones, sino que contribuimos a restaurar el arte, hoy tan frágil, de la conversación genuina.


Referencias

  • Epicteto. (1995). Manual. Ediciones Akal. (Obra original del siglo I d. C.)
  • Grice, H. P. (1975). Logic and conversation. In P. Cole & J. Morgan (Eds.), Syntax and Semantics, vol. 3. Academic Press.
  • Nussbaum, M. C. (2006). Las fronteras de la justicia: consideraciones sobre la justicia global. Paidós.