
La envidia bien mirada: redimir un sentimiento proscrito
Pocas emociones han sido tan condenadas como la envidia. Se la describe como oscura, mezquina, corrosiva. Un pecado capital, un veneno del alma. Pero ¿y si se la hubiera entendido mal? ¿Y si, en su raíz, la envidia contuviera un impulso necesario, incluso valioso, para el autoconocimiento y la transformación personal? “Lo que envidiamos revela, en el fondo, quiénes deseamos ser.” — DesdeLaSombra La envidia no es en sí buena ni mala. Es humana. Y como toda emoción humana, puede degradarnos o elevarnos, según cómo la comprendamos y qué hagamos con ella. ...