
No era eso lo que quise decir: cuando hablar mal se convierte en costumbre
“Ya deberías saber lo que quise decir.” “Es obvio, no hay que explicarlo todo.” “No te lo tomes tan literal.” Frases como estas abundan en la vida cotidiana, y suelen aparecer cuando una conversación ha terminado mal, un mensaje fue mal recibido o una relación se ha desgastado sin que nadie entienda bien por qué. La causa no siempre está en el contenido, sino en la forma. En la ligereza con la que muchas veces hablamos, dando por sentado que el otro sabrá interpretar lo que no dijimos bien, lo que apenas insinuamos o lo que deformamos bajo sarcasmos, omisiones o ambigüedades. ...