Nos enseñaron a pensar el poder como imposición. Como fuerza, dominio, control. El liderazgo se asocia con firmeza, la autoridad con severidad, el respeto con distancia. Pero ¿y si todo eso fuera apenas una versión incompleta, e incluso empobrecida, de lo que realmente transforma?

“La ternura no es debilidad. Es una forma de coraje emocional que se atreve a no endurecerse.” — DesdeLaSombra

En un mundo saturado de violencia simbólica, indiferencia y frialdad, la ternura es una fuerza política silenciosa. Porque no solo construye vínculos íntimos. También desafía las estructuras que nos separan, nos jerarquizan y nos enfrían.


Lo que significa la ternura

La ternura no es sentimentalismo. No es ingenuidad. No es una emoción menor. Es una disposición ética. Un modo de estar en el mundo donde se reconoce la fragilidad ajena sin aprovecharse de ella. Donde se cuida, no se controla. Donde se acompaña, no se invade.

La filósofa María Zambrano (1989) definía la ternura como “la forma más pura de la inteligencia”. Porque implica comprender sin violencia. Sentir sin desbordar. Estar cerca sin anular. La ternura no busca vencer: busca comprender y preservar.


El gesto tierno como disidencia

Cuando todo empuja hacia el rendimiento, la competencia, la dureza emocional, ser tierno es resistir. Mostrar vulnerabilidad sin miedo es ir a contracorriente. Escuchar con atención en lugar de imponer la palabra es romper la lógica del protagonismo. La ternura tiene poder precisamente porque no lo busca.

En las relaciones humanas, ser tierno no es una concesión. Es una elección radical. Implica no responder con la misma dureza que nos rodea. Implica no dejarse colonizar por la lógica del desprecio. Y eso, en términos sociales, es un acto de rebelión ética.

“La ternura no se impone. Se ofrece. Y por eso, transforma.” — DesdeLaSombra


Ternura y politica: una alianza posible

Aunque se la ha reducido muchas veces al ámbito privado —el hogar, la infancia, el amor romántico—, la ternura puede y debe tener una dimensión pública. Cuando un líder escucha, cuando un maestro cuida, cuando una comunidad sostiene a sus miembros más débiles, está actuando políticamente desde la ternura.

La activista bell hooks (2000) planteó que el amor y el cuidado mutuo deben ser considerados prácticas revolucionarias. En ese sentido, la ternura no es la negación de la política, sino su humanización. Una política sin ternura corre el riesgo de volverse técnica vacía o puro ejercicio de fuerza.


Ternura no es ausencia de conflicto

Ser tierno no es evitar el conflicto a toda costa. No es decir “sí” cuando se quiere decir “no”. La ternura verdadera tiene límites claros y convicciones firmes. Pero su manera de defenderlos no es la humillación, ni el ataque, ni la descalificación.

Es posible disentir con ternura. Corregir con ternura. Protegerse con ternura. Porque no se trata de reprimir lo que se siente, sino de canalizarlo sin destruir al otro.


Ejercer la ternura hoy

  • Escuchar con atención sin anticipar respuestas.
  • Nombrar lo que duele con cuidado.
  • Sostener la mirada cuando todo invita a distraerse.
  • Tocar con respeto. Hablar con suavidad sin perder firmeza.
  • Detenerse, aunque sea un momento, para preguntar: ¿cómo está usted de verdad?

“La ternura no es un refugio. Es una trinchera luminosa en medio del ruido.” — DesdeLaSombra


Conclusión

En un mundo donde la dureza se aplaude y la sensibilidad se ridiculiza, ejercer la ternura es un gesto político. No porque cambie estructuras en el sentido clásico, sino porque desarma el miedo, desafía la indiferencia y rehumaniza los vínculos.

Tal vez no sea visible. Tal vez no tenga eslóganes. Pero ahí donde una mano no golpea, sino acaricia; ahí donde una voz no impone, sino acompaña; ahí donde alguien decide no endurecerse, la ternura está haciendo su revolución más silenciosa y, quizás, más poderosa.


Referencias

  • hooks, b. (2000). All About Love: New Visions. William Morrow.
  • Zambrano, M. (1989). Claros del bosque. Siruela.
  • Gilligan, C. (1982). In a Different Voice: Psychological Theory and Women’s Development. Harvard University Press.