
La sabiduría del tedio: una defensa del aburrimiento como forma de libertad
Vivimos en una época que considera el aburrimiento una amenaza. La sola idea de no estar haciendo nada —de tener un momento libre sin contenido, sin propósito, sin estimulación— genera incomodidad. Así, el aburrimiento ha sido demonizado y convertido en un síntoma de ineficiencia o apatía. Pero, ¿qué perdemos al rechazar ese vacío fértil? El aburrimiento como antesala de la contemplación Durante siglos, el ser humano convivió con el aburrimiento como parte natural de la vida. En ese silencio de la repetición, en esa aparente monotonía del campo, del hogar o del retiro, surgía la posibilidad de la contemplación. No en vano los filósofos antiguos defendían el ocio como un espacio privilegiado para el pensamiento. No hacían apología de la pereza, sino de una forma más elevada de presencia: aquella que no necesita hacer para justificar el ser. ...