
Antes de romperse: la urgencia de detenerse a tiempo
Hay quienes solo descansan cuando se enferman. Hay quienes solo se detienen cuando ya no pueden más. Como si el cuerpo tuviera que gritar para que el alma escuche. Como si el agotamiento extremo fuese la única excusa socialmente aceptable para frenar. En una cultura que premia el rendimiento y glorifica el cansancio como medalla de honor, descansar antes del colapso parece un privilegio o una debilidad. Pero no lo es. Es una forma profunda de dignidad. Es un acto de autocuidado que no nace del egoísmo, sino de la responsabilidad. ...