
Descansar no es perder el tiempo: una defensa filosófica del ocio sin culpa
Vivimos en una época donde incluso el descanso ha sido convertido en una obligación productiva. La lógica del rendimiento, que antes gobernaba exclusivamente el trabajo, ha logrado infiltrarse también en nuestros espacios más íntimos y supuestamente libres. Ya no descansamos por placer, sino para rendir más. Ya no leemos por gozo, sino para acumular capital cultural. Ya no salimos a caminar por aire, sino para medir pasos. ¿Dónde quedó el derecho a simplemente ser? ...