
Escuchamos, pero juzgamos: la trampa moral de una frase vacía
“Escuchamos pero no juzgamos”. La frase circula como un mantra moderno en redes sociales, ilustrada con tipografías suaves, flores o emojis de corazón. Suena noble. Suena empática. Pero en la práctica, suele ser todo lo contrario: una excusa para aparentar tolerancia mientras se esconde una conducta constante de juicio precipitado y superficial. La contradicción entre discurso y acción Vivimos en una época donde se predica la escucha, pero se practica la interrupción. Donde se comparte el lema de la empatía, pero se viraliza la burla. En nombre del respeto, se condena. En nombre de la inclusión, se cancela. Esta incoherencia no es solo un problema moral, sino también comunicativo: bloquea el verdadero intercambio, sabotea la comprensión y nos deja atrapados en una farsa de corrección sin profundidad. ...