
Cuando la amistad desgasta: el valor de elegir con quién compartimos la vida
Hay amistades que iluminan, que nutren, que acompañan el crecimiento con delicadeza y honestidad. Pero también hay otras —más silenciosas, menos evidentes— que drenan energía, desdibujan el propósito, y convierten el vínculo en una carga emocional sostenida por la costumbre, la culpa o el miedo a la soledad. No toda relación es mala por no ser perfecta. No todo amigo tiene que ser guía, motor o maestro. Pero cuando una amistad deja de ser un espacio de bienestar, de respeto y de reciprocidad, es ético detenerse a pensar. ...