
El extranjero rico no es el enemigo: prejuicio, oportunidad y responsabilidad
En tiempos de crisis económica y malestar social, el extranjero adinerado se convierte, con frecuencia, en blanco fácil del resentimiento. Con su acento distinto, su nivel de vida superior y su visibilidad inevitable, parece encarnar —para algunos— todo lo que les falta a quienes viven en precariedad: estabilidad, poder, comodidad. Pero ¿es realmente una amenaza? ¿O estamos proyectando en él frustraciones que provienen de un lugar mucho más profundo y estructural? ...