
Ni odio ni obligación: el desafío ético de rechazar el racismo sin imponer vínculos forzados
En pleno siglo XXI, cuando los discursos oficiales proclaman la igualdad, la convivencia y la diversidad como valores incuestionables, el racismo no ha desaparecido. Ha cambiado de forma. Ha aprendido a disfrazarse, a susurrar en lugar de gritar, a instalarse en lo cotidiano con ropajes de cortesía o indiferencia. Esta entrada propone una reflexión ética y madura sobre dos ideas que deben caminar juntas, aunque a veces parezcan contradictorias: el rechazo firme del racismo en todas sus formas, y el respeto incondicional por la autonomía de los vínculos humanos. ...